Discurso del Comandante en Jefe de la Armada pronunciado el 17 de Noviembre del 2009 durante la reunión conmemorativa del 22º aniversario de la fundación de la Cofradía de los Capitanes del Cabo de Hornos en el Club Naval de Campo Las Salinas de Viña del Mar».
La reunión, a la que asistieron 62 personas, incluyendo esposas y acompañantes, se llevó a cabo en un ambiente de grata amistad y camaradería. Se inició con un discurso del Presidente de la Cofradía en que informó brevemente sobre las actividades cumplidas por la organización durante el presente año, prosiguiendo con el reconocimiento del Comandante en Jefe de la Armada, Almirante don Edmundo González Robles, como Presidente Honorario de la Institución, nombramiento establecido en el Estatuto y en la tradición. El Almirante Sr. E. González R. agradeció la designación y, en un vibrante e ilustrativo discurso que transcribimos a continuación, expresó :
Palabras Sr. CJA agradecimiento a la Cofradía de los Cap Horniers.
VOCATIVOS:
- Sr. Presidente de la Cofradía de los Capitanes del Cabo de Hornos “Cap Horniers”, Contraalmirante Don Roberto Benavente Mercado y distinguida esposa.
- Sr. Director General de los Servicios de la Armada, Vicealmirante don Eduardo Junge Pümpin y distinguida esposa.
- Sr. Secretario General de la Armada, Contraalmirante don Jorge Ibarra Rodríguez y distinguida esposa.
- Estimados Cofrádes y distinguidas esposas.
- Amigas y Amigos.
En primer lugar, deseo agradecer al Sr. Presidente de la Cofradía de los Cap Horniers, Contraalmirante Roberto Benavente Mercado, y a todos los socios de esta tradicional asociación, el nombramiento como Presidente Honorario de esta Cofradía, que con tanta gentileza hoy me otorgan.
Me siento emocionado y honrado por ello, ya que traen a mi memoria recuerdos marineros imborrables, vividos tanto en la Zona Austral y que marcaron profundamente mi vida profesional por décadas, como asimismo los diez años que llevo siendo miembro activo de esta corporación.
A su vez, quiero aprovechar la oportunidad para felicitarlos por cumplir hoy veintidos años de vida, desde que la cofradía fuese fundada, un 17 de noviembre de 1987.
El Cabo de Hornos es geografía hecha leyenda, no hay navegante en el mundo que no haya soñado alguna vez cruzarlo a la vela.
El rugiente sonido de los 40 bramadores soplando sobre nuestros palos y jarcias, el estremecedor ruido de las olas rompiendo en nuestro casco, mientras la proa, en forma decidida, corta las olas de ese mar, el más austral y bravo del mundo, son sinónimos de leyenda y coraje.
La visión de un albatros volando majestuoso, acompañando nuestro buque, como queriéndonos proteger de las inclemencias del tiempo, es símbolo de libertad y belleza.
Estas son sensaciones maravillosas que todos los aquí presentes hemos vivido, incluso más de una vez.
Estas son sensaciones que no se olvidan jamás.
Como marinos, no importando la nacionalidad, el Cabo de Hornos tiene un especial significado. Desde que vestíamos el romántico uniforme de Cadete Naval, viejos lobos de mar nos han relatado extraordinarias y heroicas navegaciones a vela, con vientos huracanados y enormes olas, dándole a esta zona una fama mundial reconocida hasta el día de hoy.
Es paradójico constatar que el origen del nombre deriva de Hoorn, un plácido puerto comercial del norte de Holanda, que para nada se asemeja a esta austral posición chilena.
En efecto, el marino holandés Willem Corneliszoon Schouten, la bautizó como “Kap Hoorn” en homenaje al puerto desde donde había zarpado su expedición, que tenía por propósito encontrar una nueva ruta hacia las indias.
Durante mis atesorados años de embarco, me correspondió cruzar varias veces el Cabo de Hornos en distintas unidades navales, pero sin duda alguna, la más apasionante y llena de recuerdos, fue la que realicé siendo Comandante del Buque Escuela “Esmeralda”, el año 2000, durante el cuadragésimo quinto crucero de instrucción.
En esa oportunidad lo cruzamos de Este a Weste, con gran parte del aparejo cazado, oportunidad que muy pocos han tenido, y que obviamente tiene un significado marinero muy especial, ya que el temporal que nos acompañó dos días como prólogo al cruce, cedió magníficamente a un apetecido viento a un largo de mediana intensidad.
Junto a mi dotación, desplegamos nuestras mejores destrezas marineras para sortear con éxito tan imponente desafío, el que finalmente nos permitió integrar el selecto club de marinos que han cruzado el Cabo de Hornos a la vela. Esta singular proeza no es algo que se improvise, o sea producto del azar, sino que es el fruto de una programación minuciosa, de un exigente entrenamiento de la dotación y de una acabada preparación del material, amén de la perseverancia del Comandante en pos de su objetivo, el que continuamente puede ser destruido en medio del temporal por el consejo típico del Oficial Piloto: “mi Comandante: ¿por qué no ingresamos mejor al Beagle al tiro, por el Cabo Buen Suceso, y se olvida de su aventura del Cabo de Hornos?, mire que el cóndor de proa está que sale nadando”. Al menos a mi, me sucedió.
Podemos concluir entonces, que el Cruce del Cabo de Hornos es mucho más que un recuerdo romántico o una anécdota marinera; es una enseñanza viva, una experiencia imborrable para todos los jóvenes Oficiales y Gente de Mar que la realizan, que sin duda contribuye de manera importante a su formación profesional.
En este sentido los marinos chilenos somos doblemente afortunados, ya que el Cabo de Hornos es una posición chilena y tenemos un maravilloso Buque Escuela a nuestra disposición que permite mantener viva esta hermosa, y a la vez tan valiosa, tradición formadora.
Durante el próximo año, se desarrollará el encuentro internacional de veleros denominado “Regata Bicentenario”, organizado por la Armada de Chile y Argentina, en la que participarán, hasta ahora, 12 grandes veleros de diferentes países de Sudamérica y Europa.
La flota de veleros más grande que se ha reunido en Sudamérica en el último tiempo, tiene considerado circunnavegar el continente durante cinco meses.
El hito más importante de este espectacular evento, no cabe duda que será el cruce del Cabo de Hornos; este particular momento nos permitirá, por instantes, retroceder en el tiempo y recordar a los antiguos navegantes y su indomable espíritu marinero. De hecho, este exigente desafío ha hecho renunciar a esta regata a connotados grandes veleros que, pese a participar en la mayoría de las regatas internacionales, dudan de las capacidades marineras de sus naves ante tan montañosa mar.
Estimados amigos, quisiera expresar mi reconocimiento a todos ustedes por mantener vigente “el espíritu de Saint Malo” y hacer trascender a través de esta Cofradía las virtudes que todo navegante que se precie como tal debe tener; lealtad, valor, decisión, iniciativa, coraje, capacidad de liderazgo y espíritu marinero.
Aprovecho de reivindicar mi incondicional apoyo a la iniciativa de los Cap Horniers chilenos, en todas las actividades programadas para el encuentro mundial de la Cofradía, en el mismo Cabo de Hornos en el mes de Abril del próximo año, a bordo del AP “Aquiles”. Su futuro Comandante, aquí presente, ya tiene claras instrucciones al respecto.
Quiero manifestarles mi compromiso a mantener viva la tradición del cruce del Cabo de Hornos; ella es expresión latente de las más nobles virtudes marineras, las cuales la Armada de Chile, desde sus albores, HONRA, RESPETA y ATESORA.
“En el espíritu del Cabo de Hornos”
Muchas gracias.